domingo, 17 de enero de 2016

Patrick y sus juego favoritos

Patrick me acostó en el sillón mientras llevaba sus manos a mi cintura, manteniendome firme, cerca de su cuerpo, yo estaba embriagada por la dulzura de sus labios, simplemente quería besarlos, me preguntaba si esto era lo correcto, al final una imagen de Bill llegó a mi mente para atormentarme y arruinar el momento
-bien, creo que fuimos muy rápido -dije mientras me alejaba poco a poco del rostro de Patrick, ni siquiera sabía por qué había tenido el valor de seguir con el beso-
-no te preocupes, yo tuve la culpa
-ambos -dije mirándolo-

Ni siquiera podía tener el valor de mirarlo a los ojos, me sentía culpable, me sentía débil, no quería volver a cometer el mismo error dos veces, no quería volver a abrirle mis sentimientos a nadie, simplemente quería quedarme sola, al final eso era lo mejor, no más dolor, no más sentimientos por nadie, solo yo y mi soledad, tenía la intención de tomar un vuelo a California y huir, ¡cobarde! Dijo mi subconsciente gritando
-sé que estás asustada -dijo Patrick observándome- puedo ver el miedo en tus ojos
-no tengo miedo -reí-
-lo tienes, sabes, yo no podría herirte -rió- no mereces que nadie te lastime
-gracias -sonreí- eso me hubiera servido dos años atrás
-¡no! Esto te sirve ahora -dijo frunciendo el ceño- sé que tu vida no habrá sido la más rosa, sé también que te han roto el corazón, ¿pero sabes algo? Al final todo pasa, tú te estás quedando estancada, ¡mírate! Eres hermosa, si te detuvieras a observar todo tu alrededor cuando caminas, te darías cuenta que vuelves locos a los chicos, mientras tú estás muriendo y llorando por algo que ahora ya forma parte de tu pasado, llorar no es malo, pero sumirte en depresión, eso si es malo, malísimo, Bill es un idiota, quién mejor que yo te lo puede decir que fue compañero de cuarto con él, Bill siempre fue el estúpido chico en la universidad, fue mi mejor amigo, ahora ni siquiera sé quién es
-siento que soy una perra en estos momentos -dije suspirando-
-(Tu nombre), ¡no eres una perra! Sasha es una perra, tú eres una niña que está jugando a ser adulto, pretendes saber como protegerte, pero te haces más daño
-simplemente quiero terminar con todo y regresar a Los Ángeles
-huir no es la forma correcta de terminar tus problemas
-lo intenté hace dos años, me funcionó un tiempo
-pero estás de regreso en el punto de partida, eso es porque aún tienes cosas pendientes por hacer
-de nuevo suspiré-
¿quieres un consejo?
-levanté la mirada y sonreí- dime
-manda a la mierda al mundo, así de  simple, manda a la mierda a Bill, a tus padres, a todos, sé libre
-no es tan fácil
-la mente humana es tan infinita como no tienes idea, es tan poderosa, no tiene límites, nosotros creamos esos límites cuando sabemos que podemos dar más
-¿por qué eres bueno conmigo Patrick? -lo miré a los ojos-
-una de sus manos acarició mi mejía- porque me importas, desde que te conocí en el avión me importaste, quiero curarte, pero tú no me dejas
-tengo  miedo Patrick
-Patrick juntó su frente con la mía- no te haré daño, no podría hacerte daño, primero me aviento desde la azotea de este edificio
-sonreí- no conocía tu lado sensible entrando a google
-él también sonrió y puso su mirada azulada en mis ojos- nunca dije que no fuera sensible
-abracé a Patrick con todas mis fuerzas- no sé qué es lo que estás haciendo conmigo... pero gracias, por un momento siento que alguien me necesita
-gracias a ti por hablarme en el avión -sonrió mientras depositaba un beso en mis labios-



***

-así que decidíste darte una oportunidad con Patrick? -dijo Katherine mientras le daba un sorbo al jugo de naranja que tenía en un vaso- no intentes usar la técnica ''un clavo saca otro clavo''
-¡claro que no! -dije frunciendo el ceño- decidí darme la oportunidad con Patrick porque me gusta, me parece un hombre interesante y me gusta como me trata -dije sonrojándome- a pesar de que es un imbécil con el ego por el Olimpo
-Katherine rió- espero y él sepa cuidarte
-ayer fue genial, en el punto en el que por una vez Bill simplemente se esfumó de mi mente, me gusta como se siente, quiero sentirme así siempre
-(Tu nombre), no vayas a cometer un error en el cuál tú y Patrick puedan salir heridos
-yo solo quiero ser feliz Katherine -dije suspirando-
-la felicidad no está al lado de un hombre, la felicidad está aquí -dijo tocando mi pecho  con su dedo índice- puedes ser la persona más solitaria del mundo, pero también puedes ser la más feliz, porque no es necesario estar rodeado de personas para ser feliz, en fin -dijo caminando a su habitación- tengo una cita
-¿enserio? -dije sorprendida-
-se llama Gerard, un ex compañero de la escuela, al graduarnos se mudó a Escocia, anda de visita y me pidió vernos -sonrió-
-levanté una ceja incrédula- ¿te estás dando cuenta que estás haciendo exactamente lo mismo que tú dices que yo quiero con Patrick?
-no es lo mismo, porque yo no ando de manitas calientes con él como tú y Patrick -sonrió- debo prepararme, estaré en la tina todo el día


La verdad, ni siquiera sabía lo que hacía con Patrick, lo único que sabía era que él me hacía sentir cómoda y me hacía olvidarme de Bill, quería eso, pero tampoco quiero lastimarlo, mis sentimientos me han llevado a una situación más complicada que un simple sudoku matutino, malditos enamoramientos.

Recuerdo cuando mi madre lloraba por Adam, cuando él la insultaba, y ella seguí allí, como la más pendeja de las mujeres, ¿debería ser yo igual? Claro que no, ni en un millón de años. Tomé mi abrigo y salí del apartamento, la nieve había aumentado en los últimos días, iba sin rumbo, me sentía como hace dos años atrás, cuando me escapaba de casa para no estar cargando a nadie, me sentía perdida y no sabía que rumbo tomar. Al final me dirigí al London Eye, la cápsula en la que iba estaba completamente vacía, solo estaba yo con mis demonios. El paisaje desde el London Eye era un deleite para el ojo humano, era ver Londres desde otra perspectiva y admirar toda la belleza que había en esa ciudad, desde un simple avistamiento del Big Ben hasta ver el Palacio de Buckingham.

Podía ver a las personas en el parque, abrazándose, besándose, todo era tan empalagoso ante mi vista, aunque por dentro envidiaba a todas esas parejas que si podían mostrar su amor al mundo, sin importar lo que los demás digan, hace dos años atrás hablar sobre amor me hubiera parecido la cosa más absurda de la que un ser humano pudiese hablar, ahora simplemente quiero sentirlo, deseo sentirme viva, bajé la mirada observando mis zapatos llenos de nieve que se estaba derritiendo, todo esto era estúpido, yo podría estar tomando un vuelo hacia California y adiós Londres, pero aún tengo asuntos que resolver, por ejemplo, descubrir el paradero de mi padre biológico, aunque eso es como buscar una aguja en un pajar, simplemente quiero saber quién es, cómo es, si tengo algún rasgo físico de él... simplemente algo.

Bajé del London Eye y me dirigí a un McDonald's, antes de volver a casa compraría algo para llevar, entré al establecimiento e hice cola hasta que fue mi turno de pasar, pedí una Big Mac, no soy una fanática de la comida rápida, pero hoy tenía unas inmensas ganas de una hamburguesa para ahogar las penas, con una soda enorme, para ahogar el llanto. Me entregaron mi orden y yo me dirigía fuera cuando de repente tomaron mi brazo, me di la vuelta al sentir aquel correntazo típico cuando Bill me tocaba, levanté mi vista y estaba allí, ahora lucía con el cabello rapado
-te vi y quise venir a saludarte
-sonreí- ya lo has hecho, tengo que irme, se me enfría la comida
-yo también llevo comida para llevar -dijo levantando su bolsa de hamburguesa-
-eso es genial... debo irme, fue  un gusto verte -dije dándome la vuelta y empujando la puerta para salir-

Empecé a caminar alejándome lo más rápido posible del establecimiento del establecimiento, caminé hasta el parque y decidí sentarme en una de las bancas vacías que habían, abrí la bolsa de MacDonald's y saqué mi hamburguesa, observaba detenidamente a las personas caminar por el parque, le di un sorbo a mi Coca-Cola y tomé un puñado de papas para meterlas a mi boca.

Sentí como alguien tenia juegos friv , levanté la mirada y lo observé, comiendo también su hamburguesa, tomando de su bebida, era una maldita buena suerte
-de todas las bancas vacías tuviste que elegir esta -reí-
-es un país libre, me puedo sentar donde quiera -dijo como si nada-
-claro -dije tratando de ignorar la presencia de Bill junto a mi-
-hermoso clima, ¿no? Mejor que el de California
-rolé los ojos y seguí comiendo-
-California te hizo más sin modales, ¿no crees?
-es mi problema, ¿no crees? -dije observándolo seriamente-
-a las niñas malcriadas no les va bien
-reí- eso me hubiera servido hace dos años atrás, me va bien, tengo un trabajo, gano lo suficiente, estoy feliz -mentira, quería aventarme del edificio más alto- tu boda estuvo genial por cierto, la comida estuvo deliciosa, lo único bueno -dije dándole una mordida a mi hamburguesa-
-¿qué te pareció la ceremonia?
-odio las bodas, por eso digo que la comida fue lo único bueno
-bueno... invitaste a Patrick -dijo mientras fruncía el ceño-
-si, tenía que invitarlo, estoy saliendo con él
-¿enserio? -dijo observándome- ¿no crees que van muy rápido-
-no... me gusta como vamos
-bueno...
-¿qué tal van tus días de casado?
-bien, Sasha quería luna de miel, pero yo no, así que pasamos la noche en un hotel siete estrellas
-genial...
-¿cuánto tiempo estarás en Londres?
-no lo sé, aún tengo algo que resolver para poder irme, ya sabes, quiero encontrar a mi padre biológico y decirle que yo soy su hija
-¿no lo sabe?
-ni siquiera sabía que mi madre estaba embarazada, ella lo abandonó  y regresó con Adam -dije haciendo una mueca de disgusto- pero no sé ni siquiera su nombre o su aspecto físico, si tiene mis ojos, si tiene mi cabello, mi nariz, no sé nada, y eso me está matando, quizá incluso sea estúpido buscar algo prácticamente imposible -dije suspirando- quizá empaque mañana y regrese a California
-oye... si necesitas ayuda, puedo hacerlo
-lo miré frunciendo el ceño- no necesito nada que venga de ti Bill
-tengo el número de un investigador privado -dijo sacando su billetera y sacó una tarjeta de presentación- tómalo, es un buen amigo mío, dile que eres mi amiga
-amiga, esa palabra resonó en mi interior- gracias -tomé la tarjeta y sonreí-  eres muy amable, te lo pagaré
-no tienes nada que pagarme, lo hago porque quiero ayudar -sonrió-
-debo irme dije tomando la basura de lo que había quedado de mi hamburguesa- fue un placer verte
-espero y todo salga bien
-gracias -sonreí-

Me paré y emprendí mi camino. Al llegar al apartamento simplemente me quité el abrigo y aventé las llaves y la mesa al lado de la puerta, me acosté en el sofá y observé la tarjeta que me dio Bill, suspiré y saqué mi teléfono para luego marcar el número de la tarjeta, a los tres tonos respondieron
-¿Con el Detective Rumfeld? Mi nombre es (Tu nombre) Williams, tengo un trabajo para usted

Las siguientes dos horas pasaron tan lentas que parecieron dos años, después de la ceremonia por la iglesia pasamos a una lujosa recepción en un salón privado, me sorprendía por la extravagancia de Sasha, me hacía recordarme a esos programas de novias histéricas de Discovery Home & Health, desde que tengo uso de razón, el matrimonio nunca estuvo paseando por mi mente, en ese punto, me da igual todo ese tema del matrimonio. Bill y Sasha bailaron su primer vals como casados, Bill sonreía y Sasha también, en el otro extremo de la mesa en la que estaba se encontraba Katherine, cabeceando por la empalagosa escena, uno de los camareros pasó y yo pedí una copa de vino, era mi cuarta copa desde que estábamos aquí
-sabes, jamás me sentí tan miserable -dije riendo para luego mirar a Patrick-
-no eres miserable, en ese caso, esos dos que están bailando lo son
-de mis labios salió un bufido- claro, tan miserables como para estar bailando allí
-¿de qué te quejas? -dijo dándole un sorbo a su whisky- son esposos, pueden hacer eso, tuviste la oportunidad de oponerte, pero veo que el gato te comió la lengua en ese momento -rió-
-como siempre, eres tan sutil con las palabras Patrick -dije rolando los ojos-
-si yo no lo hago ¿quién lo hará? Es mi trabajo mantenerte con los pies bien puestos en la tierra -sonrió-
-si, claro -dije bajando la mirada-
-¡vamos! No te pongas triste, vendrán más chicos y mejores que el inepto de William, te lo puedo asegurar
-lo miré y sonreí- ¿sabes qué es lo que mas odio de todo esto?
-dime...
-yo no sé ser feliz -dije riendo con un nudo en la garganta- y cuando empezaba a serlo me arrebataron esa pequeñá felicidad

Me levanté de la mesa y caminé hacia la barra de tragos que habían puesto, me senté en la barra y justo a mi lado estaba Katherine, tomando un mojito, al verme sonrió
-¿aburrida? -dijo ella tomando un sorbo de su trago-
-cansada -suspiré-
-la del vestido podrías ser tú, no Sasha, y lo sabes -dijo sonriendo-
-las esperanzas murieron cuando Bill las mató
-no seas tan cruel (Tu nombre)
-soy realista, y estoy harta de que no pase nada bueno en mi vida
-brindemos -dijo Katherine sonriendo levantando su vaso de mojito- por los corazones rotos
-sonreí levatando una copa de martini- salud, por el club de los corazones rotos
-rió dándole un sorbo a su trago- Georg es un idiota, desde que terminamos no me ha vuelto a llamar -dijo bajando la mirada- en fin, ¿quién quiere preocuparse por alguien como yo? -rió de nuevo- nadie
-Georg es un idiota -afirmé- pero sé que te ama más que a nada
-¿entonces por qué no me llama? -me miró- paso horas dando vueltas en mi cama, viendo el teléfono con la esperanza de que me llame y no lo hace
-suspiré- somos parte del club de los corazones rotos hermana
-si -dijo suspirándo también- sabes, esta es la boda más estúpida a la que he asistido, no sé si es porque está repleta de asqueroso glamour o porque parece más un funeral
-pueden ser ambas -sonreí- estamos enterrando lo último que sentía por Bill, así que ve a comprarme un ramo de flores para tirar en el ataúd
-rió- mejor asesiamos a Sasha y Bill y luego les tiramos flores a sus cuerpos sin vida
-sería una muy excelente opción
-miré como Sasha y Bill volvían a bailar otra canción, bajé la mirada y simplemente evité que el llanto se aproximara- creo que debería largarme  -me levanté de la silla- este ambiente no me hace bien -reí- no me siento bien
-Katherine me miró y me abrazó- ¿te irás con Patrick?
-negué- necesito estar sola
-solo no cometas una locura
-sonreí- no cometeré nada

Caminé hasta la la salida del gran salón sin decir nada, caminé por las calles de Londres sintiendo como el frío calaba mi piel, me abrazaba a mi misma intentando darme calor, aunque al final me importaba poco, me costaba respirar, pero seguía caminando, sentí como las lágrimas empezaron a bajar de mis ojos y como el llanto se hizo presente en mi voz, me sentía sola, había perdido un pequeño pedazo de felicidad que había conseguido con Bill, él no era mío, nunca lo fue, me quité los zapatos y seguí caminando descalza, sintiendo como mis pies se relajaban sin sentir lo elevado de los tacones, caminé hasta llegar al parque en el que nos habíamos besado con Bill, tomé uno de mis zapatos y lo aventé con mucha fuerza, luego aventé el otro, los tomé y los volví a aventar, quería sacar todo lo que sentía
-¡te odio Bill! ¡Te detesto!... Vuelve a mi -dije cayendo de rodillas cubriendo mi rostro con mis manos- no quiero sentir esto, me estoy muriendo...

Sentí como alguien puso su chamarra encima de mi, levanté mi mirada y pude ver a Tom, quién estaba observándome preocupado
-iba pasando, y te vi aquí, llorando y gritando
-no dije nada y simplemente lo abracé para seguir llorando-
-ya, llora, saca todo eso que tienes, no te quedes con nada...
-quiero a Bill, lo quiero conmigo
-(Tu nombre), ya no llores por ese imbécil -dijo acariciando mi espalda- no merece que llores por él, ven, te llevaré a mi casa, te daré ropa caliente, ponte tus zapatos, puedes agarrar una hipotermia por andar caminando en un suelo cubierto de nieve
-asentí, me puse los zapatos y caminé con Tom- gracias
-sonrió- no hay de qué

Tomamos un taxi y en menos de diez minutos llegamos a la casa de Tom, entramos y puse el abrigo de Tom en el perchero junto a la puerta, se sentía acogedora su casa
-¿Tom, trajiste la comida? -dijo una voz familiar desde la sala-
-claro, la pondré en la cocina
-de acuerdo -dijo la voz familiar saliendo de la sala y al verme en la entrada se sorprendió- ¿(Tu nombre)?
-hola Sunny -sonreí-
-Sunny sonrió y me abrazó- ¡Dios! Ha pasado tanto tiempo sin saber de tí ¿cómo estás?
-estoy bien, literalmente
-Sunny me miró detalladamente y frunció el ceño- no te ves bien
-reí- bueno, tú lo has dicho, no estoy bien
-supe de la boda de Bill, ¡dios! Es un idiota, y lo lamento mucho
-no tienes que lamentarte -sonreí- fue él el que eligió ese camino, ¿tienen algún teléfono? Necesito llamar a Katherine
-claro, está en la sala
-gracias -sonreí-

Caminé hasta la sala y tomé el teléfono, marqué el número de Katherine y a los tres tonos respondió
-Katherine, estoy bien, estoy en casa de Tom, no llegaré a dormir hoy a casa, dile a Patrick que siento haberme ido así, nos vemos luego -colgué y dejé el teléfono en su lugar-
-¿estás bien? -preguntó Tom sentándose a mi lado-
-si estar bien significa estar tomando las cosas sin llorar o retorcerme, pues creo que estoy bien
-amores vienen y amores van -dijo acariciando mi hombro-
-yo no quiero otro amor -dije suspirando- simplemente quiero estar sola, sin toda la mierda sentimental a mi alrededor, ¿entiendes eso? Yo... -reí- ni siquiera me quiero yo misma como para amar a alguien, es estúpido pero así es
-Tom me abrazó- al parecer no has cambiado nada, eres la misma chica escondida entre una muralla, la misma que conocí cuando apenas y tenías quince
-sonreí- fueron buenos tiempos
-los mejores -dijo Thomas
-bostecé- debería dormir
-déjame voy por sábanas -dijo Sunny- en la madrugada hace mucho frío, no querrás agarrar un resfriado

Fue por las sábanas y a los minutos ya estaba en al sala, acomodé las almohadas en el sofá y me acosté, Sunny y Tom subieron dejándome sola, con las llama de la chimenea encendidas, me imaginaba a Bill de lo más feliz con Sasha, disfrutando de una noche empalagosa noche de bodas. Sacudí mi cabeza tres veces para quitar esos pensamientos de mi mente, ¡joder que si era masoquista! Sentí como poco a poco los párpados se hacían pesados hasta que cayeron y lo único que pude ver fue oscuridad para luego sumirme en un profundo sueño.



***


-las bodas son lo peor que puede existir -dijo Sunny sirviéndome un poco de jugo de naranja mientras hablábamos-
-ni me lo digas -dije dándole un sorbo al jugo-
-¿te sientes mejor?
-algo, es estúpido sentirme así, ¿sabes? Porque ya pasaron dos malditos años y yo como estúpida masoquista que soy ando buscando algo que se perdió
-Bill nunca me cayó bien, es un imbécil de primera
-más que un imbécil
-cambiando de tema -dijo Sunny sonriendo- estaba pensando en hacer noche de chicas, tú, Joan, por cierto, se pondrá feliz cuando se entere que estás aquí, también Katherine puede venir, escuché de su ruptura con Hagen, ¿cómo lo está tomando?
-bien, Georg es un cobarde
-ni me lo digas -rió- Tom a veces es un cobarde también, pero sé que hace el mejor intento por esforzarse y eso significa mucho -dijo Sunny con un brillo en sus ojos-
-¿estás muy enamorada de él?
-si, incluso nos imagino viviendo juntos, no le digo nada de eso a Tom porque sé que se asustará, lo que menos quiero es espantarlo, me gusta que las cosas vayan lentas y pausadas en ese punto
-Tom es un buen chico, torpe a veces, pero bueno
-si -Sunny sonrió enamorada-
-creo que ya se tardó mucho en McDonald's para  traer unos simples desayunos
-deja lo llamo -dijo Sunny sacando su teléfono-
-usaré el teléfono de la sala, necesito hacer una llamada
-ve -Sunny sonrió-

Me paré y caminé hasta tomar el teléfono, marqué el número de Patrick, extrañamente me lo sabía perfectamente de memoria, a los tres tonos él contesto
-¿si?
-¡Patrick!
-¿(Tu nombre)? ¿Estás bien?
-si... me siento muy mal por haberte dejado ayer
-no te preocupes, tu hermana habló conmigo ayer, lo importante es que te encuentras bien
-igual, el sentimiento de culpa me carcome viva -reí- necesito que me perdones
-Patrick rió- no tengo nada que perdonarte, con saber que estás bien me basta para tranquilizarme
-tengo que recompensarte, ¿te invito a cenar más noche?
-pensaba quedarme en casa, ya sabes, con este frío no dan muchas ganas de salir
-¡oh! Entiendo -dije apenada-
-puedes venir a mi apartamento si quieres, vemos una película, no lo sé, lo que se nos ocurra -rió-
-sonreí- eso está bien, llevaré comida, ¿algo en especial?
-comida italiana suena bien
-entonces será comida italiana
-¿quieres que te recoja?
-no, no me querrás ver en el estado en el que me encuentro
-créeme, sería un privilegio hacerlo, para luego subir una foto en tu estado actual a mis redes sociales, sería un precioso momento
-fruncí el ceño- eres un idiota
-Patrick rió de nuevo- ¿aún sigue en pie el plan?
-si, me encargaré de la comida y eso
-hasta entonces, cuídate

Patrick cortó la llamada y yo también, cuando puse teléfono en su lugar una sonrisa enorme estaba en mi rostro, levanté la mirada y vi a Sunny sonriendo
-¿qué? -dije frunciendo el ceño-
-¿así que Patrick?
-¿escuchaste todo?
-no, solo su nombre, ¿quién es él?
-un amigo, un muy buen amigo
-¿segura que solo un amigo?
-¡Sunny! Sabes muy bien que estoy sufriendo mal de amores
-pues deberías darte una oportunidad, son muy pocas las veces que te he visto sonriendo de la forma en la que sonreías al hablar con él
-no lo sé Sunny, es complicado
-simplemente piénsalo, no lo descartes

Después de quince minutos Tom llegó con tres bolsas de McDonald's que contenían nuestro desayuno, nos sentamos en la mesa a comer, Tom hacía bromas a Sunny y yo simplemente reía, se notaba el amor entre ambos, envidiaba su relación, pero les deseaba lo mejor, Tom merece a una chica como Sunny en su vida, la pregunta era, ¿a quién merezco yo?



***

Las siguientes cuatro horas después de que me fui de la casa de Tom pasé arreglándome en el apartamento de Katherine, corría de un lado a otro buscando que ponerme, hasta que al final opté por unos converse, una blusa blanca de lana y una gabardina gris, arreglé mi cabello y me maquillé para luego ponerme guantes y bufanda, tomé mi bolso y salí del departamento, previamente Patrick me había mandado la dirección de su departamento, sabía en donde quedaba, estaba en frente de la empresa de Bill, maldita coincidencia. Pasé por un restaurant italiano y pedí dos órdenes de pasta alfredo con ensalada caprese para llevar. En unos quince minutos yacía frente al edificio de apartamentos más lujoso de todo Londres, le pagué al taxista y entré, saludando al portero, subí el ascensor hasta el piso quince y caminé hasta la puerta del apartamento de Patrick, toqué dos veces y él abrió, lucia juvenil y no tan serio sin andar puesto alguno de sus trajes, estaba con una camisa manga larga de algodón, unos jeans negros y unas zapatillas Reebok
-creí que te habías arrepentido -dijo recargándose en el marco de la puerta-
-sonreí- tienes poca fe en mi, eso es malo, no soy muy predecible, traje la comida
-bien, yo me encargué del vino, no puedo comer pasta sin tomar vino, espero no te moleste
-en absoluto -reí-

Pasamos dentro y me sorprendí al ver el gran apartamento, era muy elegante y masculino, puse la comida en la mesa del comedor, Patrick sacó unos platos y los puso en la mesa, serví la pasta y la ensalada y nos sentamos a comer, de vez en cuando Patrick me hacía bromas y yo respondía. Después de la comida nos pusimos a ver una película, una comedia, de vez en cuando nos mirábamos y reíamos
-¿ya habías visto esta película?
-negué con la cabeza- no soy mucho de ver películas
-tu vida ha de ser tan aburrida -dijo haciendo una mueca-
-de hecho -suspiré- es aburrida
-nunca me equivoco -sonrió con suficiencia--
-eres un idiota
-idiota y todo pero me quieres siguió sonriendo-
-no, en realidad ni siquiera sé por qué estoy aquí
-frunció el ceño-
-es broma, no puedes entender un simple sarcasmo
-no me gusta mucho el sarcasmo
-tendrás que acostumbrarte -sonreí- amo el sarcasmo

Ambos reímos y nos vimos a los ojos, sentí una especie de electricidad al ver sus ojos azules, inconscientemente sentí como me acercaba, él también lo hacía, mi corazón empezó a latir fuerte. Sentí como sus labio tocaron los míos, puse mis manos en sus mejías y lo acerqué más a  mi mientras movía mis labios, era una sensación extraña, Patrick tomó mi cintura y me sentó encima de él mientras el beso se hacía más profundo, mis manos pasaron a acariciar su ondulado cabello mientras sentía como todo empezaba a ponerse caliente y mi corazón seguí latiendo, se sentía bien estar con él, por un momento olvidaba todo y nos encerraba a ambos en una burbuja, una nueva burbuja que yo misma acababa de crear en este momento.

Miré a Patrick a los ojos y no pude evitar sonreír, lo volví a llevar y dejé que la electricidad entre nosotros aumentara hasta hacernos electrocutar


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